El riesgo del desperdicio alimentario se intensifica en Navidad
La incesante cantidad de comidas y cenas que se celebran en Navidad supone un arma de doble filo que afecta a todos los eslabones de la cadena de valor, desde la producción hasta el consumidor final. Durante la Navidad el consumo de alimentos aumenta exponencialmente tanto en el sector de la hostelería y la restauración como en familias y particulares.
Según los datos del informe ‘Cómo cambian los hábitos de compra en Navidad’, el gasto de los españoles en productos de gran consumo sube un 20% en el mes de diciembre, con un aumento de hasta el 26% en la inversión en productos frescos.
Dado este aumento del consumo, tanto en particulares como en restauración, la campaña “La alimentación no tiene desperdicio” de AECOC pone de relieve la necesidad de tratar y conservar los alimentos para evitar su desperdicio. Según datos de Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el 81’5% de los hogares reconoce tirar alimentos tal y como los compró, sin haberlos manipulado. Un porcentaje todavía más relevante si tenemos en cuenta que del total de alimentos que se desperdician, un 42% procede de los hogares.
Frutas, verduras y hortalizas son los alimentos más desperdiciados (46%), seguidas por derivados lácteos (13%). Si nos referimos a los productos cocinados son las legumbres, sopas, cremas y purés, los que mayor sufren las consecuencias del desperdicio, junto a otros platos como la ensalada verde, la tortilla de patatas o elaboraciones con base de carne y/o de arroz.
Según el estudio de AECOC Shopperview, las categorías que más crecen en Navidad son la carne fresca, pescado y marisco fresco, dulces navideños, charcutería y marisco congelado. Por ello, la Asociación de Fabricantes y Distribuidores aporta algunas recomendaciones para reducir el desperdicio de este tipo de alimentos y reaprovecharlos para darles una segunda vida.
Verduras, frutas y hortalizas, técnicas para una correcta conservación:
- Mantener frescas desde la compra: es recomendable que estos productos se guarden en su debido lugar, ya sean en refrigerador o en otro espacio óptimo para su conservación. La mala costumbre de dejar la compra en las bolsas un rato antes de ponerlo todo en su lugar daña los alimentos desvirtuando sus propiedades y también su conservación.
Lácteos, el orden es clave:
- Ordenarlos según fecha de caducidad: a veces el impulso de compra lleva al consumidor a hacerse con un producto sin fijarse en la fecha. En cualquier caso, a la hora de mantenerlos en frío es recomendable hacerlo por orden de caducidad, poniendo más al alcance los que caducan antes.
Turrones y otros dulces, cómo darles una segunda vida:
- Conservarlos adecuadamente: el lugar ideal para guardar turrones, mazapanes y otros dulces típicamente navideños no es la nevera ni espacios con altas temperaturas, sino lugares oscuros, frescos y secos. Para guardarlos una vez abiertos, lo ideal es depositarlos en un recipiente cubierto. Se desaconseja guardar productos como el turrón de un año para otro, por lo que podría ser una buena opción utilizar el sobrante e introducirlo en la elaboración de algún postre en forma de helado, tarta o mousse.
Carnes, pescados y charcutería:
- Las sobras pueden convertirse en otra receta: los sobrantes de carnes, pescados y charcuterías pueden ser un gran aliado para convertirlo en nuevas recetas para los invitados, como por ejemplo, un caldo de pescado o unas croquetas de cocido. En el caso del consumo de charcutería se recomienda realizar la compra adecuada a los invitados.