Son muchos los esfuerzos que se realizan desde el sector público para minimizar el desperdicio de alimentos en todos los sectores de la sociedad. Sin embargo, gracias a la existencia de iniciativas privadas, la lucha contra este problema es mayor. Este es el caso de uno de los proyectos a nivel europeo más interesante es la impresión 3D destinada a reducir el desperdicio de alimentos en restaurantes.
Se trata de de la empresa neerlandesa Upprinting Food. La empresa, compuesta por varias ingenieros y especialistas en administración de empresas, ha convertido la impresión 3D de alimentos en una de las líneas de trabajo más importantes para la compañía.
Según su fundadora, Elzelinde Van Doleweerd, la apuesta por las impresoras 3D parte del uso de mangas pasteleras. En sus inicios se usaban los descartes de producto de los restaurantes o los excedentes de comidas ya preparadas para convertirlas en salsas y purés. Luego, usando mangas pasteleras, se comprobaba si la consistencia era adecuada para presentar las creaciones planteadas.
Para Van Doleweerd, estas máquinas permiten al chef una mayor libertad a la hora de diseñar sus platos y de aprovechar todos sus productos. Además, es un valor diferencial para los restaurantes, ya que incluso pueden aportar un punto de espectáculo para los comensales mostrando como, de repente, se crea un delicioso plato.
Además, es necesario destacar el papel contra el desperdicio alimentario que juegan estas impresoras 3D. Los restaurantes aprovechan la comida que, de otro modo, estaría condenada al vertedero. Y, por otro lado, el mismo restaurante funciona como promotor del mensaje de sostenibilidad y aprovechamiento tan necesario en la restauración y en la ciudadanía.
Diferentes aplicaciones de las impresoras 3D
La impresión 3D de alimentos permite además eliminar o añadir ingredientes a las creaciones según se necesite. Por eso, otro de los posibles usos para estas máquinas está en el ámbito hospitalario.
Se podrían complementar los menús dietéticamente para contribuir a la salud de los pacientes e incluso mejorar las recetas tradicionales. Uno de los puntos fuertes de estos sistemas es su elevada versatilidad a la hora de sacar el máximo provecho a los recursos y productos con los que se cuenta.
Estos sistemas de impresión 3D ya se usan en algunos restaurantes de Países Bajos y, recientemente, en Dinamarca. Quizás pronto también tengamos en los restaurantes españoles máquinas de impresión creando platos espectacuolares.