El proyecto Pedales Solidarios comenzó en Barcelona en el año 2016 por la asociación Egueiro, una entidad dedicada al tratamiento de trastornos adictivos (drogodependencias y alcoholismo). Un equipo de riders, formado usuarios en últimas fases de tratamiento y por jóvenes inmigrados extutelados mayores de edad, transportan excedentes alimentarios donados en sus bicicletas. Estos excedentes los reparten entre entidades que ayudan a personas vulnerables o en riesgo de exclusión social.
El proyecto nació con el objetivo de generar acciones de impacto socio comunitario para potenciar la inserción social a las personas atendidas por la Asociación y, además, acompañarlas en su reconstrucción vital. En estos cinco años, se ha promovido la autonomía, la inserción e inclusión social de cerca de 50 usuarios.
Además, en sus años de vida, Pedales Solidarios ha transportado cerca de 100.000 kilos de comida a siete entidades receptoras, que a su vez los repartieron entre más de 150 familias desfavorecidas. Estos excedentes de comida han servido para ayudar a las personas que más lo necesitaban en un año marcado por la pandemia y el aumento de la pobreza. Solo en 2020, llegaron a transportar cerca de 21.000 kilos de alimentos.
Concienciados con el medioambiente y el desperdicio
Gracias a que se mueven en bicicleta, dejaron de emitir 0,87 toneladas de CO2 (si esta distancia la hubiera recorrido un vehículo ligero de gasóleo a 65 km/h). Por otro lado, la destrucción de estas 21 toneladas de comida –que hubiese acabado en la basura, a pesar de estar en buen estado– hubiera supuesto la emisión de 10,75 toneladas de CO2.
Más allá de la prevención e inserción, razón de ser de la Asociación, la pandemia y la crisis ha provocado que Pedales Solidarios sea una iniciativa que también lucha contra el derroche alimentario.