La startup Cambridge Crops ha descubierto que utilizando la seda como su ingrediente principal, se pueden desarrollar productos contra el desperdicio de alimentos. De esta forma, colaboran a prologar la vida útil de todo tipo de alimentos perecederos.
El potencial de la seda contra el desperdicio de alimentos se encuentra en su capacidad de conservación sin cambiar las propiedades innatas de los propios alimentos. En este sentido, Cambridge Crops utiliza un proceso que utiliza solo agua y sal para aislar y reformar la proteína natural de la seda. Esto hace que los revestimientos que desarrollan sean fáciles de integrar en las líneas de procesamiento de alimentos existentes sin necesidad de costosas inversiones.
En definitiva, una vez depositado el revestimiento en la superficie de los alimentos, se forma una barrera insípida, inodora e imperceptible.
De esta forma, el revestimiento de seda ralentiza los mecanismos naturales de degradación. Y, dependiendo del alimento, el resultado puede mostrar un aumento de hasta el 200% en la vida útil. Esto no solo permite un menor desperdicio de alimentos, sino que también reduce la presión sobre las cadenas de frío, permitiendo a los transportistas reducir los gases de efecto invernadero.
El curioso origen de la seda contra el desperdicio de alimentos
Como muchos de los descubrimientos más importantes de esta historia, este también se origina en un error, accidente o casualidad.
El científico italiano del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Benedetto Marelli, estaba preparándose para un concurso de cocina en el laboratorio. El único requisito del concurso era incorporar la seda en cada plato y, por accidente, dejó una fresa bañada en este elemento. Al volver casi una semana después, las fresas que estaban cubiertas por la seda todavía eran comestibles, mientras que las que no, estaban estropeadas.
Tras su descubrimiento, se asoció con varios científicos para formar la startup Cambridge Crops y ampliar así el descubrimiento inicial para hacer frente al desperdicio de alimentos.
En definitiva, una película hecha de seda, transparente, invisible, imperceptible e insípida puede convertirse en un sistema que permita extender en gran medida la vida de los alimentos. En poco tiempo, la tecnología de la empresa puede tener un amplio impacto en productos enteros y cortados, carnes, frutas y verduras, pescados y otros alimentos.