YPACK es un nuevo proyecto financiado por la Unión Europea y liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que ha desarrollado envases biodegradables elaborados a partir de residuos de la industria alimentaria que reducen el desperdicio de alimentos.
Esta alternativa al envasado tradicional elaborado a partir de suero de queso y cáscaras de almendras, puede alargar la vida útil de carnes, pescados o verduras, y degradarse en un periodo máximo de 90 días desde que se desecha, además de reducir el desperdicio alimentario.
El proyecto YPACK, que concluye el próximo mes de octubre, es una iniciativa cuyo objetivo es ampliar la producción y presentar dos soluciones innovadoras de envasado de alimentos basadas en polihidroxialcanoatos (PHAs): una película de contacto alimentario y una bandeja, ambos 100% compostables.
Desde el equipo de investigación del CSIC afirman que se trata de un envase con menor impacto medioambiental que los tradicionales y está diseñado ecológicamente, por lo que es un producto seguro y con propiedades de conservación adecuadas para minimizar el desperdicio de alimentos.
Por otro lado, los expertos han buscado que además de biodegradables, los envases participen de forma activa en la conservación de los alimentos. El uso de PHBV a partir de subproductos de la industria alimentario, así como óxido de zinc y aceite esencial de orégano, han conseguido que el envase contenga actividad antimicrobiana contra dos bacterias que pueden causar intoxicación alimentaria. Además, tanto el óxido de zinc como el aceite esencial de orégano han mostrado efectos antibacterianos a corto y medio plazo (entre 15 y 48 días), en envases abiertos y cerrados.
Con estos resultados, la fórmula de envasado que usa YPACK podría aplicarse para productos alimenticios en los que el paquete se abre y se cierra varias veces. Según los científicos, se está demostrando el potencial de los envases activos de base biológica para aumentar la vida útil de los productos frescos como carne, frutas, verduras y pasta fresca. El próximo paso consistirá en evaluar la validez del envasado industrial en este tipo de productos frescos, los que más se desperdician.